A priori el duelo es desigual, ya que Ubuntu 10.04 está en fase de prueba y Fedora 12 no (en la web oficial de Fedora puedes descargar una alpha de la versión 13), pero ni Lucid Lynx (nombre "reconocible" de Ubuntu 10.04) está tan en pañales ni Constantine (el de Fedora 12) está tan acabada.
Te advierto que el contenido de este artículo carece del tono divertido y simplista de la serie "Paso de Linux, es muy complicado", puesto que las tareas acometidas pueden meter un poco el miedo en el cuerpo de la gente menos familiarizada con este mundillo. A decir verdad, las distribuciones actuales de Linux son de lo más amigables con el usuario; aun así siempre hay una primera vez para determinadas tareas, y desde que terminé mi proyecto de fin de carrera (una personalización de un sistema Debian para un PC industrial con disco flash de 8 Mb y con un sistema de backup a través de TCP/IP integrado, funcionando actualmente en Acerinox) estoy un poco oxidado y el mundillo Linux avanza a una velocidad de vértigo. Pero con constancia y la ayuda de las comunidades, siempre dispuestas a ayudarte, resulta una experiencia de lo más gratificante.
Para mis experiencias he empleado dos equipos: uno de ellos es mi portátil de batalla, un Vaio VGN-FE41M (T5500 con 2 Gb de RAM y GeForce Go 7400), con un sistema Windows 7 preexistente y empleando una partición NTFS de datos para guardar los datos de Linux. El otro es un P4 a 2.4 GHz con 512 Mb de RAM y una ATi Radeon 7000. Las pruebas las he hecho directamente instalando Linux en particiones ext4, sin usar máquinas virtuales o Live Distros.
MI EXPERIENCIA CON LUCID LYNX
Uy, perdón. Me dejé la etiqueta de SPOILER.
Mucho se ha hablado en foros de esta versión, pero en la mayoría de los casos el tema de discusión era el tan traído y llevado
Plymouth, que promete un arranque animado que
"mejora la experiencia del usuario" (pobre modelo de conducta hemos cogido copiando a Microsoft hasta el discurso). La implantación de Plymouth (de la que hablaré más tarde) choca frontalmente con el objetivo de Ubuntu para versiones posteriores a 9.10 /
Karmic Koala de
reducir el arranque a menos de 10 segundos, así que a ver cómo se come esto. Como linuxero de la vieja escuela (primeras versiones de
RedHat o
Slackware), la pantalla de arranque de servicios y
daemons me resulta de lo más útil para diagnosticar problemas, pero entiendo que la tendencia actual está siendo mejorar la interfaz y ocultar las tripas y entresijos de nuestro querido
kernel y sus amigos de parranda.
Plymouth no va. Ni idea de por qué. No he encontrado documentación para hacerlo funcionar ni he podido hallar una solución con mis (escasos) conocimientos. Pero no creo que sea relevante.
Por lo pronto, mi primer desencuentro es precisamente el arranque en modo gráfico. Si necesitas descargar de memoria el gestor de ventanas, te encuentras con un terminal prácticamente inaccesible debido a que lo carga en modo gráfico y no en texto, y la detección de modos pega la bacalada en este paso. Esto se soluciona editando las líneas de arranque durante
GRUB, añadiendo la directiva
vga=normal, o de forma persistente a través de los archivos de configuración.
Aquí viene el segundo escollo: el antiguo GRUB ha dado paso a
una nueva versión, mucho más potente (permite
shell scripting y carga de módulos), pero
bastante más compleja de manejar. Tras empollar algunos manuales, consigo modificar los valores de configuración para que arranque Windows 7 al inicio y que desactive el modo VGA extendido que tantos problemas me da con el terminal de texto. Al igual que en nuestro añorado
LILO (en la forma en que añoramos
"Médico de Familia", en plan "sí, estaba gracioso, pero mejor que no vuelva"), tras las modificaciones de los parámetros de configuración es necesario aplicar los cambios con un comando desde la consola del
shell.
Muchísimas aplicaciones me han dado errores las primeras veces que las he ejecutado (en cualquiera de las dos máquinas). He enviado los correspondientes informes de error y tras dos días de pruebas las actualizaciones propuestas en el Gestor de actualizaciones han servido. Ha ganado en estabilidad y en rendimiento. Recomiendo en este punto la instalación el paquete
Ubuntu-tweak, que nos va a permitir personalizar el sistema hasta límites insospechados; entre otros ítem,
devolver a la derecha los botones de control de la ventana que en
Lucid Lynx quedan por defecto a la izquierda, obligando al usuario a cambiar todas las convenciones conocidas hasta el momento y resultando, sobre todo al principio, algo cansado).
Además, podemos, o mejor dicho, deberíamos, en beneficio de la operatividad, instalar algunos paquetes como los controladores propietarios, los
runtime de Adobe y el conjunto de complementos restringidos para Ubuntu (con
códecs,
plugins y demás hierbas).
Lo que ha sido para mí un auténtico sorpresón es el
controlador para la tarjeta de red de mi equipo de sobremesa, una D-Link Air PCI. Un horror de tarjeta que con Windows tiene innumerables problemas para captar la señal de un punto de acceso con WPA a menos de 7 m de distancia y mantener la conexión, y que sólo con
Guadalinex EDU (¡manda narices!) había conseguido echar a andar, ni siquiera con
Karmic Koala reacciona. Pero con
Lucid Lynx tienes conexión instantánea nada más arrancar el escritorio, y además, mantiene una elevada tasa de transferencia en todo momento. Supongo que esto no sirve de nada a casi nadie, pero personalmente me encanta y me soluciona una papeleta :-)
El paquete software que trae el CD es básico, el escritorio Gnome y su cuadrilla habitual:
OpenOffice.org,
Rhythmbox,
Brasero, Firefox y poco más. No obstante, sigue siendo más completo que el que trae Windows, y a un precio
ligeramente inferior ;-) Las herramientas de administración y personalización ofrecen un amplio abanico de posibilidades. El Centro de Software de Ubuntu permite completar el escritorio de una forma simple y efectiva, ya que directamente marcamos bloques de aplicaciones y el sistema resuelve las dependenciaqs automáticamente. Te recomiendo
incluir algunos repositorios extras a los que trae de serie.
En cuanto a la interfaz, Gnome se complementa con una
colección de temas preciosos (salvo la pega esa que te dije de los controles a la izquierda, que podemos solucionar con Tweak), a los que podemos agregar estos:
http://art.gnome.org/themes. Si activamos los controles restringidos para las tarjetas gráficas tenemos a nuestra disposición una galería de efectos que hará las delicias de los amantes del
farfolleo.
Para hacer que la partición de datos NTFS del portátil se monte en el inicio del sistema con permisos de lectura y escritura he utilizado una herramienta de configuración llamada
ntfs-3g. Luego he eliminado las carpetas
Documentos,
Música,
Imágenes,
Videos y
Descargas de la carpeta personal, y las he sustituido por cinco enlaces, con esos mismos nombres, a carpetas de la partición NTFS en las que se encuentran los elementos a los que se refieren, por lo que en una sola partición tengo los documentos que van a ser accesibles tanto desde Linux como desde Windows.
Mis conclusiones:
- todavía está demasiado verde la versión 10.04, aun instalando las actualizaciones de paquetes que se lanzan con elevada frecuencia. Te recomiendo encarecidamente que te quedes con la 9.10 y esperes a actualizar la distribución completa cuando esté disponible. Salvo que te guste enviar informes de error como el que te escribe :-)
- requiere una máquina potente. No es un sistema operativo para aprovechar equipamiento de hace más de 5 años. El portátil se lo come con patatas fritas incluso configurado en modo
farfolleo, pero el viejo sobremesa que tenemos en casa las pasa canutas en cuanto tiene que hacer más de dos cosas a la vez. Si tu máquina es un poco más antigua, deberías leer mi experiencia con Fedora 12.
- traer de serie los controladores restringidos puede ser considerada una afrenta al espíritu del
software libre, pero si eres de los que usan el ordenador para trabajar y te importa tres pitos la filosofía es algo que se debe tener en cuenta. Es bueno que el usuario tenga la oportunidad de elegir.
MI EXPERIENCIA CON CONSTANTINE
Una excusa barata para estrenar la etiqueta "recetas". ¡Pruébala!
Como he comentado antes, hace años trabajé con las últimas versiones de RedHat y viví la transición a Fedora. Por aquel entonces me interesé más por
SuSe y Debian. Luego llegó Ubuntu, y me olvidé un poco de todo.
Por eso, formatear mis particiones con Ubuntu para instalar
Constantine ha sido una experiencia agridulce.
Empezando por la instalación. Da igual que pongas "español", Anaconda (instalador de Fedora) hace lo que le da la realísima gana, acabas siguiendo el proceso en
spanglish, y esa tendencia se extiende al trabajo en el escritorio.
La instalación es más completa que la de Ubuntu: permite agregar paquetes específicos y repositorios, trabajar con volúmenes RAID durante el particionado, etc.
En el equipo de sobremesa, muchos problemas con los controladores. Fatal en el aspecto gráfico, peor en el de red (no vinculaba el dispositivo hardware al controlador software, conseguí arreglarlo cargando la herramienta de red de Gnome desde un terminal). Tras arreglarlos, el equipo funciona genial.
También en el sobremesa me falla el sistema de actualizaciones. Tras varias horas seleccionando paquetes individualmente y cientos de fallos (sin exagerar, han sido más de 99 y menos de 1000),
he desistido de actualizarlo.
En el portátil ha ido todo sensiblemente mejor. Instalé la versión CD desde un
pendrive de 1 Gb en modo Live ¡en cinco minutos! Ha detectado todo el hardware sin problemas, aunque sigue sin hacerme gracia el driver
nouveau para NVIDIA.
En cuanto al trabajo con el escritorio, éste es un poco menos amigable que el de Ubuntu. Entre otras carencias, destaco el de las
escasas herramientas de personalización y administración que esta distribución ofrece. Si bien la instalación de escritorios alternativos es más cómoda que en Ubuntu.
El sistema de instalación de software es, a mi modo de ver, considerablemente peor que el de Ubuntu. En Fedora instalamos paquetes sueltos con un resolvedor de dependencias (al estilo de la vieja escuela), lo que requiere un mayor conocimiento de los paquetes que existen y un ejercicio de intuición extra por parte del usuario a la hora de gestionarlos. No me gusta el sistema RPM, lo siento.
Mis conclusiones:
- tremendamente rápido este sistema; estable y potente, incluso en equipos antiguos. Para mí, su mejor baza.
- no muy dotado de serie y un poco complicado de actualizar.
- si necesitas una máquina con usos más específicos que el de un ordenador de trabajo de escritorio, puede que esta distribución sea más adecuada.
Y lo más importante: ¡funciona Plymouth!
RESULTADO
¿Te gusta? ¡Te lo vendo! (y ahora tú tienes que decir "¿para qué lo quiero vendao?")
Al final he eliminado Ubuntu 10.04 de mi portátil y he dejado la 9.10 por la fiabilidad. Además, los controladores de NVIDIA no funcionaban bien en
Lucid Lynx. Esperaré a la actualización de distribución completa. Mientras tanto, he proporcionado informes de error a todo Dios, es una forma de colaborar con las comunidades de desarrolladores.
En el sobremesa, sin embargo, he dejado Fedora 12. Una vez resuelto el problema de la tarjeta inalámbrica y de la conexión a internet, el rendimiento de la máquina es más que notable, me encanta. Ubuntu iba fatal.
EDITO: finalmente he desistido de Fedora en el sobremesa. He vuelto a Guadalinex EDU, que además de funcionar razonablemente bien trae el software que necesito en mi trabajo, pero sin actualizarlo a la versión 9.10 de Ubuntu, porque entonces la inalámbrica vuelve a su estado de huelga indefinida.
Llevo una semana 95% a 5% de uso de Linux frente a Windows, y sinceramente, no echo nada de menos.
Para finalizar, anticipar que una de mis próximas entradas será un tutorial sencillo para enseñar a crear una distribución de Linux en un
pendrive.
Más información:
Comunidad de usuarios de Ubuntu en español:
http://www.ubuntu-es.org/
Proyecto Fedora:
http://fedoraproject.org/es/
Un saludo con
kernel panic.