Diez canciones (II)

Continúo mi anterior entrada:

6) RICHARD MARX: Right Here Waiting

Ésta la he colado aquí, aunque cronológicamente no corresponda. Vuelvo a mis 13 años. Pasábamos los veranos en la piscina del colegio La Salle - Virlecha, donde tenía una pandilla de amigos. Para despedir la temporada, celebrábamos una fiesta en un pinar (al que llamábamos "el bosquecillo"), con comida, bebida y música. Recuerdo que el momento más importante era cuando empezaban a sonar las baladas, y con ellas, surgía la posibilidad de pasar escasos minutos sintiendo a la persona que te gustaba muy cerca. "Right Here Waiting" era la favorita de todo el mundo, aparte de ésta y "Hazard", creo que no tiene mucho más en el repertorio.

Mis recuerdos de esta canción son agridulces. El miedo al fracaso que tenemos cuando somos adolescentes convirtió lo que pudo ser uno de los momentos más felices de mi vida en una tortura; bailé esta canción (¿o tal vez era otra peor y mi memoria trata ahora de mejorar la escena?) con la primera chica que me gustó, pero el temor al rechazo del contacto físico puso kilómetros de por medio. No te imaginas cuánto maldije por aquel entonces tener los brazos tan largos y la autoestima tan baja. Los cuatro minutos y veinte segundos de Richard Marx me se hicieron interminables (ya sé, seguro que fue "Amarok", de Mike Oldfield).

La adolescencia es una época dura. Experimentamos cambios físicos y emocionales, y empezamos a creer que sabemos cómo somos, aunque casi siempre creemos que somos peores. No debemos olvidar que nuestros jóvenes de ahora (a los que se critica de forma permanente) están batallando con problemas que anteriores generaciones les hemos dejado en herencia: la contaminación, las dificultades para encontrar un hogar o un trabajo, nuestros complejos y culpas...

Quizás, si dejásemos de echar balones fuera toda la sociedad y empezásemos a escucharles un poco, tal vez...

7) NINE INCH NAILS: Last

Vuelvo a mis veintipocos. Con mi carrera terminada, empiezo la gesta de la búsqueda de empleo en serio que termina con uno de los grandes golpes de suerte que he disfrutado en mi vida. Alguien podría pensar que un trabajo que te obliga a levantarte a las 7 de la mañana y a volver a casa casi a las 11 de la noche es un castigo, pero para mí fue el marco de una época realmente feliz.

Sin nada en los bolsillos, compartiendo piso con cuatro personas más, en un trabajo bastante por debajo de los 1000 € mensuales, pero en Málaga capital. Eso marca la diferencia. No es una ciudad, sino un organismo hiperactivo. En consonancia con el mío, dispuesto a asumir casi cualquier responsabilidad, levantando la cabeza y luchando contra las adversidades sin despeinarme.

A lo largo de la vida he tenido dos "epifanías" musicales. La primera fue de pequeño, gracias sobre todo a mi padre, como ya conté hace unos días. La segunda se produce con esta edad, cuando gracias a la sabiduría ancestral de mis amigos y a internet (bendita ADSL Premium de 2 Mbps), descubrimos juntos nuevos continentes y océanos más allá de los 40 Principales y la radio-fórmula. Pese a lo que nos quieren vender las discográficas y las sociedades de autores, escuchar tal volumen de música me estimuló a comprar todo lo que me gustaba, y lo que no, pues mira... de todas formas no iba a gastarme un duro en ello.

2002 fue un año intenso: pasamos de la peseta al euro, un egipcio nos engañó como a chinos en Corea-Japón, desapareció la gasolina con plomo y demostramos que en España se podía hacer buen cine de terror sin enseñar tetas y culos. Woody Allen acudía orgulloso a recoger el Príncipe de Asturias.

Aunque la canción que escojo para sonorizar esta época es de principios de los 90, es en ese momento cuando descubro a Nine Inch Nails, gracias a mis buenos amigos Sevi y Prados con quienes ya les he visto dos veces en directo. "Last" es representativa y demoledora. Es gasolina para un motor dispuesto a hacer kilómetros a ninguna parte. Ocupa una buen parte de mi tiempo en mi Napa CD mientras cojo el autobús 34 hasta el barrio de Pedregalejo, a donde llego con las pilas cargadas para dar clases de informática en una universidad hasta el anochecer. Suelo regresar en bus durante el invierno, pero con el cambio horario se hacen más frecuentes los paseos junto al mar.

No tengo más pretensión que trabajar lo mejor posible, disfrutar de mi tiempo y de mi gente. No tengo ordenador portátil, ni carné de conducir, ni coche ni seguros, pero sí un traje, que si no luzco en consonancia con el estilo corporativo de mi trabajo me da un billete directo a la cola del INEM. Tampoco planes de pensiones, hipoteca o tarjetas de crédito. Ni siquiera duermo solo en la habitación, la comparto con mi gran amigo Kata (y luego con mi gran amigo Javi Lara) y un armario de puertas nacaradas (¡argh!). También tenemos un Pentium MMX 200 MHz con 32 Mb de RAM y Windows 2000 funcionando de fábula en él.

¡Qué buenos fueron los veintitantos!

8) MASSIVE ATTACK: Teardrop

Siempre he sido un gran aficionado al cine. Por otro lado, la televisión en general me produce un asco indescriptible. Pero hay un punto en común en ambos, que me fascina y del que quiero hablar: las series de ficción.

No me estoy refiriendo a los grandes clásicos como Star Trek, V, El Coche Fantástico o a los culebrones, sino a la ficción americana más reciente. "Friends" marcó el terreno para que las sitcom fueran un producto mucho más trabajado e ingenioso que el "caca culo pedo pis". Desde "Lost", el cliffhanging se ha convertido en el deporte de moda. Gracias a "House" sabemos que el lupus es una enfermedad autoinmune que nadie contrae aunque parezca que sí. Desde "24", Chuck Norris tiene pesadillas con Kiefer Sutherland. Y "Dexter", pues es sencillamente una obra maestra que a nivel de guión, personajes y realización deja en bragas a producciones cinematográficas del género como "American Psycho" o "Henry".

Actualmente sigo todas las que he mencionado, además de "How I Met Your Mother", "Lie To Me", "The Big Bang Theory", "The Office", "Fringe", "True Blood" y "Supernatural". Todas en inglés subtitulado, salvo "House", con la que creo que se ha hecho un trabajo de doblaje que mejora el producto original.

Quería ilustrar mi gran afición por las series con una canción que me gustase y que tuviese relación con el tema. "Teardrop" de Massive Attack es perfecta: es una de las mejores canciones que se han compuesto jamás (siempre desde mi humilde a la par que todopoderosa e incontestable opinión ;)) y la banda sonora del opening original de "House".

Para acabar con la número 8, no me podía resistir a dejarte sin escuchar una versión sublime del sueco José González, del que hablaré algunas líneas más abajo.


Mil duros al que me cuente de qué va el video

9) THE POSTAL SERVICE: Such Great Heights

Otra de mis grandes aficiones es ir a conciertos y los festivales. El primer directo que recuerdo fue el de Miguel Ríos en Antequera. Lo recuerdo bien porque lo viví a hombros del mismísimo Miguel Ríos, salió al escenario conmigo encima. Pobre...

Durante mis años mozos he visto en vivo a gente como Alan Parsons Project o Jean Michel Jarre, siempre de la mano de mi padre. Pero no fue hasta 2001 cuando empecé a moverme de festival en festival.

Mi primera experiencia fue el Espárrago Rock; aquella edición fue memorable: Beck, Asian Dub Foundation, Neil Young, Placebo, Aterciopelados, Fun Lovin' Criminals, Hellacopters, Public Enemy... Me pagué la entrada (¡¡¡9100 PESETAS!!!) con el dinero que gané dando clases particulares. Fui con dos de mis mejores amigos, y disfruté de un fin de semana increíble en Jerez.

Desde entonces no he parado. He vivido tres festivales de Benicássim, pero ningún Espárrago más (siéntolo, el flamenquito no me llama, y ya de rock poco había). En el FIB asistí a uno de los mejores conciertos que he visto, no el mejor sin duda, pero sí uno de los que tengo mejores recuerdos, el de The Postal Service. Actuaron en una carpa minoritaria en la que los técnicos de sonido merecían la más atroz de las muertes, y cuando Ben Gibbard se dio cuenta de lo mal que sonaban, como un auténtico profesional y amante de la música dio un toque a los técnicos, se cercioró de que todo estuviese perfecto ¡y volvió a tocarlas todas!

He elegido The Postal Service porque esta canción me traslada inmediatamente al meeting point del FIB. Ahora mismo la estoy oyendo y recuerdo a mis amigos y a mi hermana juntos disfrutando de Radiohead, Chemical Brothers o Air, y regresando a Antequera en el último viaje que hizo el Renault de mi amigo José Ángel justo antes de decir "basta". Evoco el sabor del cuscús a medianoche mientras Mum nos envuelven con su cálido ruido. Me río recordando a Moby pidiendo perdón al público por el estúpido de su presidente. O la emoción de escuchar a Alison Goldfrapp (iba vestida de azafata) en medio de una explosión de confetti plateado.

Cuántos recuerdos bellos: la pasión que levanta un famélico y tirillas Jay-Jay Johanson entre el respetable. Las toneladas de sudor que genera el bailar durante un directo de Moloko; y las toneladas de sudor que genera Morrissey y que le obligan a cambiarse ¡cuatro veces! de camisa delante de un póster gigantesco de Oscar Wilde. Imposible olvidar a Pixies pidiéndole al público que por favor no se abalanzasen sobre el escenario, y tocando una versión acústica y lenta de la apropiadísima "Wave Of Mutilation". Thom Yorke cagándose en los muertos del violonchelo pero respondiendo con un educado sank you a cada ovación del personal (marcado acento cordobés incluido). Yann Tiersen destrozando el arco del violín y avisando que esa tarde "seremos cinco, y vamos a hacer mucho ruido"). Los malabarismos de Air, a los que se les borraron los samplers y aun así sonaron de muerte. El detallazo de Suede de tocar las canciones que quisieron los fans (igual hizo Brett Anderson cuando estuvo presentando su primer disco en solitario en el Teatro Cervantes de Málaga, se atrevió a interpretar Trash y So Young con guitarra y chelo a petición de la audiencia). Fuera de la música, las pizzas de La Manduca, las suaves aguas de la costa levantina, la amistad con el personal del restaurante Santa Águeda, los desayunos tempraneros con mi primo en el centro del pueblo...

Y sobre todo, los viajes.

Ya este año el FIB no será lo mismo. Pero lo supliremos viendo a Bon Jovi en Rock In Rio (buenos grupos pero un asco de formato, qué le vamos a hacer) y disfrutando del JamonPop de Cortegana. Cambiaremos el infierno en el que se había convertido la zona de acampada de Benicássim por el paraiso de la sierra de Huelva, con su tapeo imbatible y el encanto de los pueblos blancos.

 There is a sweat mark that never goes out...

10) JOSÉ GONZÁLEZ: Heartbeats

Las dos canciones que más me gustan de José González son dos versiones que en mi opinión superan a las originales. Pero cualquiera que hubiese escogido como número 10 me habría hecho sentir a gusto con la selección final. Porque José González es música sin trampa ni cartón, una voz y seis cuerdas (justo al contrario que El Consorcio, que son seis voces y una cuerda... para atarlos en ballestrinque y lanzarlos al Mar Muerto).

La primera vez que le escuché fue en un tema de Zero 7, "Futures". Desde entonces, este sueco que se hace el español (justo al contrario que Luis Roldán, que es un español que se hace el sueco) está muy presente en la banda sonora de mi vida.

Le vi en el Teatro Cervantes hace poco más de un año. Puede que sea el mejor concierto al que jamás he ido. Da igual si te gusta la música en inglés o en español, el acid jazz o el tecno industrial, es imposible escucharle y no sentir nada. Es una vibración que se transmite por el aire y llega desnuda y brillante al alma.

No hay un momento concreto que ilustrar con esta canción. Es como un libro de cabecera, que siempre estará ahí.

Lo que me obliga a cambiar el orden del día y terminar con once en vez de con diez, para disgusto de don Helenio Herrera.

11) THE CINEMATIC ORCHESTRA: To Build A Home

No hay nada que pueda aportar para cerrar este artículo microbiográfico. Cinematic Orchestra ha encontrado las palabras perfectas en mi lugar y le ha puesto el sonido que quiero que envuelva mi estudio cuando le dé al botón de "Publicar Entrada".


There is a house built out of stone
Wooden floors, walls and window sills
Tables and chairs worn by all of the dust
This is a place where I don't feel alone
This is a place where i feel at home

And I built a home
/ For you / For me

Until it disappeared / From me / From you
And now, it's time to leave and turn to dust

Out in the garden where we planted the seeds
There is a tree that's old as me
Branches were sewn by the color of green
Ground had arose and passed its knees

By the cracks of the skin I climbed to the top

I climbed the tree to see the world
When the gusts came around to blow me down
I held on as tightly as you held onto me
I held on as tightly as you held onto me

And I built a home / For you / For me
Until it disappeared
/ From me / From you
And now, it's time to leave and turn to dust


Un saludo desde el que pronto dejará de ser mi hogar.

6 comentarios: (Comenta)

Maria de C. dijo...

Me alegro que dejaras el Facebook :) Ya estoy esperando el siguiente artículo.

Capitán Brannigan dijo...

Tuve la suerte de disfrutar de aquel estupendo concierto de José González (actualmente lo sigo considerando el mejor concierto de mi vida)y de compartirlo con amigos dotados con una sensibilidad musical curtida en las alegrías,los desengaños,la tristeza,el inconformismo y la pérdida.A veces,ejercitar la melancolía a través de la música que formó y forma parte de nuestra vida es necesario para saber a dónde hemos llegado y sobre todo que no estamos solos en el camino.

Miguel Carrillo dijo...

¿Verdad que fue grande? Pues verás lo bien que lo vamos a pasar en el JamonPop :-D

Ni dijo...

Algunas cosas de las que cuentas las viví y me ha encantado rememorarlas (nunca pensé que pudiera llegar a verle a Robert Smith los pegotes de rimmel, y aun me acuerdo de los saltos que dimos con Chemical Brothers). El resto es como si las hubiera vivido. Y de las canciones de tu vida te podría robar unas cuantas para la mía
Very entrañable :-)

Miguel Carrillo dijo...

¡Me alegro que te guste, mana! ¿Te acuerdas cuando imaginábamos cómo se maquilla Robert Smith? Se echa una arenca en el pelo y un gato enmayado para que se lo carde buscándolo, le da el pintalabios a un mono amaestrado para que le pinte los labios y se marca los ojos poniendo tinta china en el borde del tubo de un botellín de cerveza y usándolo como tampón.

¡ANIMALES POWAH!

Ni dijo...

Ja,ja... Si, pero el mono sin amaestrar

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